


... acaso sólo uno u otro regresaría a casa con la sensación de sufrir un tirón en los omóplatos [...]
En una tarde como esta algunos tienen serias dificultades a la hora de dormir: hasta las tres de la madrugada dan vueltas en la cama, insomnes por el hecho de no poder volar (Sloterdijk,2006:98).
'Vocablo, fuiste, al menos una vez, ave de presa, ave nocturna.
La aurora te encontró muerto. El folio es la implacable luz.'(Jabès,2006:663).
Quién no ha sentido esa sensación, esa que, cuando crees estar dormido, te hace saltar sobre la cama creyendo que vas a caer; o ha soñado que vuela, por gusto o por que no se tiene otra salida y hasta nos atrevemos a inventar técnicas de vuelo, y despertamos, a media madrugada con la sensación de no haber estado dormidos y con ganas de escribir esa experiencia, pero sin atreverse.
Es como la inmediatez de la que habla Colli, ya que es de la que no se puede decir nada, solo la podemos señalar con palabras ajenas o extrañas, que surge solo en la expresión, o sea, en la interpretación que se justifica por la persistencia de la memoria, y que nos deja con un asombro indescifrable y permanente. Un recuerdo que ha cambiado el sentido de las cosas una “expresión invertida”.
Es como la inmediatez de la que habla Colli, ya que es de la que no se puede decir nada, solo la podemos señalar con palabras ajenas o extrañas, que surge solo en la expresión, o sea, en la interpretación que se justifica por la persistencia de la memoria, y que nos deja con un asombro indescifrable y permanente. Un recuerdo que ha cambiado el sentido de las cosas una “expresión invertida”.
“...la noche es la madre de la ontología”(Sloterdijk, 2006:100).
“... la noche es el lugar del escritor” (Jabès,2006:235).
“... la noche es el lugar del escritor” (Jabès,2006:235).
Es en la noche donde existimos, donde alcanzamos nuestra semilla, donde caemos sobre la cama por no poder volar. En la noche podemos escribir ese libro, el de nuestra memoria, aunque esté en un lugar más allá de la palabra, en el lugar donde ésta muere; y se nos muestren esas alas, esas palabras, cuyo origen está en el pasado, pero una vez ya dichas, escritas, se hace una hendidura y solo encontramos ausencia.
"La muerte tiene las alas replegadas de la palabra" (Jabès, 2006: 443)
La palabra escrita es intempestiva, está fuera del tiempo, es una transgresión mnemotécnica, ya que, la palabra fue hecha para escucharla, no para escribirla, es decir, el libro es el rechazo de la palabra, es una memoria abolida.
Cuando volamos en la noche como pájaros divinos, no sabemos de nosotros, pero cuando despertamos, en medio de la oscuridad, y aun nos sentimos confundidos, teniendo la sensación de caer de la cama, y sintiendo ese tirón en los omóplatos, ya hemos nacido, nos damos cuenta del mundo, tenemos una representación , un conocimiento, podemos llegar a esa pérdida del manantial de la vida, pero ya somos conocedores de algo de nuestra existencia (aunque seamos pájaros caídos), que “de no haberla conocido, haría de mi alguien inconsolable”.
Y puesto que nosotros somos también una representación, dice Colli, entonces, solo somos ese nexo, un elemento común en la serie de representaciones y ese conocimiento, es otra relación, la memoria y el tiempo, el pasado. Ya que, con las palabras, no se podría alcanzar la inmediatez, ese camino de la expresión es engañoso y lo inmediato se revelaría no en apariencia, sino como expresión y entre estas, se encuentra la aletheia, que es la que las encadena. Un quitar los velos que oscurecen el apreciar las cosas.
¿Es la aletheia la que nos muestra la verdad? Si fuéramos desde el inicio pájaros divinos, no voltearíamos hacia abajo, porque toda nuestra vida la vivimos en las alturas, sin saber nada más. En cambio, cuando brincamos (o caemos) sobre la cama y el insomnio nos hace sentir la imposibilidad de volar, se abre para nosotros otra posibilidad, el velo se hace a un lado y apreciamos las cosas de otra manera: “Y [así] tener conciencia de que así son las cosas es, ya, poseer una de las claves -la menos accesible- del libro” (Jabès, 2006. 662), por gusto o porque
no se tiene otra salida.
no se tiene otra salida.
Ojalá que sea el coraje y la celebración quienes resguen el velo. Así conoceremos mejor, así seremos la intensidad más fuerte y el jalón en los omoplátos será mejor una palmada dada por sabe quién para mejor escuchar, mejor decir. Quien sabe, Alejandra, en una de esas amanecemos música.
Gabriel Barrón.
Bibliografía:
COLLI, Giorgio (1996): Filosofía de la expresión. España:Ediciones Siruela . Trad. Miguel Morey.
JABÈS, Edmond (2006): El libro de las preguntas. España: Ediciones Siruela. Trad. José Martín Arancibia y Julia Escobar. Pról. Francisco Jarauta.
JABÈS, Edmond (2006): El libro de las preguntas. España: Ediciones Siruela. Trad. José Martín Arancibia y Julia Escobar. Pról. Francisco Jarauta.
SLOTERDIJK, Peter (2006): Venir al mundo, venir al lenguaje. España: Pre-Textos. Trad. Germán Cano.















